Amadeo, las manos de River
Carrizo revolucionó el puesto de arquero, brilló bajo los tres palos millonarios por más de 20 años y fue parte de la gloriosa década del 50
En un fútbol en el que suele decirse que "está todo inventado", Amadeo Raúl Carrizo rompió con las frases hechas y reinventó el puesto de arquero desde la valla de River -
"El gordito va al arco", ordenaban siempre los pibes en el potrero; él se juró desterrar la máxima y lo hizo: no sólo jugó el fútbol exquisito que le gusta al hincha de River desde el arco, sino que también fue modelo fuera de las canchas, guiado por Ante Garmaz.
Debutó en La Máquina y fue parte de La Maquinita. Protagonista de una época de gloria sin igual, la década del 50, con seis títulos en cinco años (1952/53/55/56/57), con el primer tricampeonato incluido, emulando al Racing campeón de 1949/50/51. Se destacó por brillo, elegancia, sabiduría y eficacia entre grandes jugadores, como Angel Labruna, Félix Loustau, Pipo Rossi, el Pacha Yácono y valores más nuevos, como Enrique Omar Sívori, El Beto Menéndez, Prado, el Monito Zárate, Ermindo Onega. Formó parte del equipo que hizo una exitosa gira por Europa y le ganó por primera vez a un club inglés como visitante (Manchester City).
También vivió momentos difíciles; la década del 60, sin campeonatos; la decepción en la Libertadores del '66, en la recordada final en Chile, ante Peñarol, que ganaba 2 a 0 y perdió 4 a 2. Pero nunca dejó de ser un grande. De 1945 -cuando debutó- a 1969 -cuando le dieron el pase libre-,
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